Cristo Dios, que en un madero
Moriste, Señor por mí,
Hoy amarome de ti,
Pues por tu ley santa muero.
No mires a mis pecados,
Sacro-Santo redentor,
Más con puro y grande amor
Sean por ti perdonados.
De mi parte está ofenderte
De la tuya el perdonarme,
No quieras desampararme,
Pues acierto a conocerte.
Muy grandes son mis pecados,
Bien lo tengo en la memoria
Más, señor, misericordia;
Sean por ti perdonados.
Que te ofendí lo confieso
Que fui malo y que fui traidor;
Más no me juzgues Señor,
Conforme a mi pecador.
Conforme a tu gran bondad
Me juzga muy gran Señor,
No mires mi grande error,
Ni mi perversa maldad.
Recibe, Señor mi alma,
Que presto estará en tus manos,
Y el cuerpo entre los gusanos
Se quedará puesto en calma:
Hasta que vengas, Señor,
A juzgar a vivos y a muertos,
Quedaré en estos desiertos,
Aguardando en tu favor.
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