EL RETRATO DE LA VIRGEN

De doña Remedios.


A Dios le pido licencia y a la virgen soberana, que me de fuerza y aliento, para poder dibujarla.

Empiezo por la cabeza, que es la corona y el pelo, eres pura y concebida madre del divino verbo.

Esas cejas arqueadas que tienes sobre la frente, eres pura y concebida madre de lo omnipotente.

Son tus ojos dos luceros que alumbran al universo, eres madre y concebida madre del divino verbo.

Es tu nariz una pluma, los agujeros los tinteros donde mojo Jesucristo para escribir los evangelios.

Es tu boquita un sepulcro, los dientes son las velas, las que alumbraron al señor la noche de sus tinieblas.

Son tus pechos las dos fuentes, del agua mas cristalina, donde diste de beber al redentor de la vida.

Es tu vientre una vidriera, hecha de fino cristal, donde tomo carne humana su divina majestad.

Son tus piernas dos columnas, que sostienen a un imperio, eres pura y concebida madre del divino verbo.

Diez dedos tienen tus pies, y con los de las manos 20, eres pura y concebida madre de lo omnipotente.

Ya te tengo dibujada, María Carmelitana, dame tu escapulario, y yo te daré mi alma.